Wednesday, October 21, 2009

LOS CISNES

¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?
Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos
trinos, y en diferentes lenguas es la misma canción.
A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez...
Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestrasblancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas oscuras.
Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras
palmas, casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.
Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.
Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.
La América española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?
He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos
potros y el estertor postrero de un caduco león...
...Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día».
Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La aurora
es inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora!


Thursday, October 15, 2009

LA ROSA NIÑA


Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina.
Salen los tres reyes de adorar al rey,
flor de infancia llena de una luz divina
que humaniza y dora la mula y el buey.
Baltasar medita, mirando la estrella
que guía en la altura. Gaspar sueña en
la visión sagrada. Melchor ve en aquella
visión la llegada de un mágico bien.
Las cabalgaduras sacuden los cuellos
cubiertos de sedas y metales. Frío
matinal refresca belfos de camellos
húmedos de gracia, de azul y rocío.
Las meditaciones de la barba sabia
van acompasando los plumajes flavos,
los ágiles trotes de potros de Arabia
y las risas blancas de negros esclavos.
¿De dónde vinieron a la Epifanía?
¿De Persia? ¿De Egipto? ¿De la India? Es en vano cavilar.
Vinieron de la luz, del Día,
del Amor. Inútil pensar, Tertuliano.
El fin anunciaban de un gran cautiverio
y el advenimiento de un raro tesoro.
Traían un símbolo de triple misterio,
portando el incienso, la mirra y el oro.
En las cercanías de Belén se para
el cortejo. ¿A causa? A causa de que
una dulce niña de belleza rara
surge ante los magos, todo ensueño y fe.
¡Oh, reyes! ?les dice?. Yo soy una niña
que oyó a los vecinos pastores cantar,
y desde la próxima florida campiña
miró vuestro regio cortejo pasar.
Yo sé que ha nacido Jesús Nazareno,
que el mundo está lleno de gozo por El,
y que es tan rosado, tan lindo y tan bueno,
que hace al sol más sol, y a la miel más miel.
Aún no llega el día... ¿Dónde está el establo?
Prestadme la estrella para ir a Belén.
No tengáis cuidado que la apague el diablo,
con mis ojos puros la cuidaré bien.
Los magos quedaron silenciosos. Bella
de toda belleza, a Belén tornó
la estrella y la niña, llevada por ella
al establo, cuna de Jesús, entró.
Pero cuando estuvo junto a aquel infante,
en cuyas pupilas miró a Dios arder,
se quedó pasmada, pálido el semblante,
porque no tenía nada que ofrecer.
La Madre miraba a su niño lucero,
las dos bestias buenas daban su calor;
sonreía el santo viejo carpintero,
la niña estaba temblando de amor.
Allí había oro en cajas reales,
perfumes en frascos de hechura oriental,
incienso en copas de finos metales,
y quesos, y flores, y miel de panal.
Se puso rosada, rosada, rosada...
ante la mirada del niño Jesús.
(Felizmente que era su madrina un hada,
de Anatole France o el doctor Mardrús).
¡Qué dar a ese niño, qué dar sino ella!
¿Qué dar a ese tierno divino Señor?
Le hubiera ofrecido la mágica estrella,
la de Baltasar, Gaspar y Melchor...
Mas a los influjos del hada amorosa,
que supo el secreto de aquel corazón,
se fue convirtiendo poco a poco en rosa,
en rosa más bella que las de Sarón.
La metamorfosis fue santa aquel día
(la sombra lejana de Ovidio aplaudía),
pues la dulce niña ofreció al Señor,
que le agradecía y le sonreía,
en la melodía de la Epifanía,
su cuerpo hecho pétalos y su alma hecha olor.



LA GITANILLA


Maravillosamente danzaba. Los diamantes
negros de sus pupilas vertían su destello;
era bello su rostro, era un rostro tan bello
como el de las gitanas de Miguel Cervantes.
Ornábase con rojos claveles detonantes
la redondez obscura del casco del cabello,
y la cabeza, firme sobre el bronce del cuello,
tenía la pátina de las horas errantes.
Las guitarras decían en sus cuerdas sonoras
las vagas aventuras y las errantes horas,
volaban los fandangos, daba el clavel fragancia;
la gitana, embriagada de lujuria y cariño,
sintió cómo caía dentro de su corpiño
el bello luis de oro del artista de Francia.



Wednesday, October 14, 2009

LA CANCIÓN DE LA NOCHE EN AL MAR


¿Qué barco viene allá?
¿Es un farol o una estrella?
¿Qué barco viene allá?
Es una linterna tan bella
¡y no se sabe adónde va!

¡Es Venus, es Venus la bella!
¿Es un alma o es una estrella?
¿Qué barco viene allá?
Es una linterna tan bella...
¡y no se sabe adónde va!

¡Es Venus, es Venus, es Ella!
Es un fanal y es una estrella
que nos indica el más allá,
y que el Amor sublime sella,
y es tan misteriosa y tan bella,
que ni en la noche deja la huella
¡y no se sabe adónde va!


DIVAGACIONES



Mis ojos espantos han visto,
tal ha sido mi triste suerte;
cual la de mi Señor Jesucristo,
mi alma está triste hasta la muerte.

Hombre malvado y hombre listo
en mi enemigo se convierte;
cual la de mi Señor Jesucristo,
mi alma está triste hasta la muerte.

Desde que soy, desde que existo,
mi pobre alma armonías vierte.
Cual la de mi Señor Jesucristo,
mi alma está triste hasta la muerte




DREAM


Se desgrana un cristal fino
sobre el sueño de una flor;
trina el poeta divino...
¡Bien trinado, Ruiseñor!

Bottom oye ese cristal
caer, y bajo la brisa
se siente sentimental.
Titania toda es sonrisa.

Shakespeare va por la floresta,
Heine hace un lied de la tarde...
Hugo acompaña la Fiesta
Chez Thérèse. Verlaine arde

en las llamas de las rosas,
alocado y sensitivo,
y dice a las ninfas cosas
entre un querubín y un chivo.

Aubrey Beardsley se desliza
como un silfo zahareño;
con carbón, nieve y ceniza
da carne y alma al ensueño.

Nerval suspira a la Luna,
Laforgue suspira de
males de genio y fortuna.
Va en silencio Mallarmé.



Thursday, October 8, 2009




Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!




BOUQUET


Un poeta egregio del país de Francia,
que con versos áureos alabó el amor,
formó un ramo armónico, lleno de elegancia,
en su Sinfonía en Blanco Mayor.
Yo por ti formara, Blanca deliciosa,
el regalo lírico de un blanco bouquet,
con la blanca estrella, con la blanca rosa
que en los bellos parques del azul se ve.
Hoy que tú celebras tus bodas de nieve
(tus bodas de virgen con el sueño son),
todas sus blancuras Primavera llueve
sobre la blancura de tu corazón.
Cirios, cirios blancos, blancos, blancos lirios,
cuello de los cisnes, margarita en flor,
galas de la espuma, ceras de los cirios
y estrellas celestes tienen tu color.
Yo, al enviarte versos, de mi vida arranco
la flor que te ofrezco, blanco serafín.
¡Mira cómo mancha tu corpiño blanco
la más roja rosa que hay en tu jardín!

Wednesday, October 7, 2009

BLASÓN



El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico
lustra el ala eucarística y breve
que abre al sol como un casto abanico.

De la forma de un brazo de lira
y del asa de un ánfora griega
es su cándido cuello, que inspira
como prora ideal que navega.

Es el cisne, de estirpe sagrada,
cuyo beso, por campos de seda,
ascendió hasta la cima rosada
de las dulces colinas de Leda.

Blanco rey de la fuente Castalia,
su victoria ilumina el Danubio;
Vinci fue su varón en Italia;
Lohengrín es su príncipe rubio.

Su blancura es hermana del lino,
del botón de los blancos rosales
y del albo toisón diamantino
de los tiernos corderos pascuales.

Rimador de ideal florilegio,
es de armiño su lírico manto,
y es el mágico pájaro regio
que al morir rima el alma en un canto.

El alado aristócrata muestra
lises albos en campo de azur,
y ha sentido en sus plumas la diestra
de la amable y gentil Pompadour.

Boga y boga en el lago sonoro
donde el sueño de los tristes espera,
donde aguarda una góndola de oro
a la novia de Luis de Baviera.

Dad, condesa, a los cisnes cariño;
dioses son de un país halagüeño,
y hechos son de perfume, de armiño,
de luz alba, de seda y de sueño.



Monday, October 5, 2009

CAMPOAMOR





Éste del cabello cano,
como la piel del armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de anciano;
cuando se tiene en la mano
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la miel
y pica en el corazón.






Friday, October 2, 2009






¿Eva era rubia? No. Con negros ojos
vio la manzana del jardín: con labios
rojos probó su miel; con labios rojos
que saben hoy más ciencia que los sabios.

Venus tuvo el azur en sus pupilas,
pero su hijo no. Negros y fieros,
encienden a las tórtolas tranquilas
los dos ojos de Eros.

Los ojos de las reinas fabulosas,
de las reinas magníficas y fuertes,
tenían las pupilas tenebrosas
que daban los amores y las muertes.

Pentesilea, reina de amazonas;
Judith, espada y fuerza de Betulia;
Cleopatra, encantadora de coronas,
la luz tuvieron de tus ojos, Julia.

La negra, que es más luz que la luz blanca
del sol, y las azules de los cielos.
Luz que el más rojo resplandor arranca
al diamante terrible de los celos.

Luz negra, luz divina, luz que alegra
la luz meridional, luz de las niñas,
de las grandes ojeras, ¡oh luz negra
que hace cantar a Pan bajo las viñas!












A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?

¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?

¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?...

¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.









A COLÓN






¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.

Un desastroso espirítu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.

Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.

Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.

Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban las flechas! .

Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!

Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!

Libre como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.

Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.

La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.

Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!










cuentecillo


Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.

Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.

La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.

Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.

Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.

Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.

Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».

La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».

Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».

Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».

La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.

Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».

Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.

* * *

Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.

Thursday, October 1, 2009

Rubén Darío


VIDA Y OBRA

Una vida galante.

«En la catedral de León de Nicaragua, en la América Central, se encuentra la fe debautismo de Félix Rubén, hijo legítimo de Manuel García y Rosa Sarmiento». Con este apuntearranca La vida de Rubén Darío escrita por él mismo (1915). Olvida anotar el poeta, en undescuido de la memoria, que su nacimiento se produce realmente en la cercana población deMetapa, el 18 de enero de 1867.

La existencia ensortijada de Rubén, ha señalado el poeta Pedro Salinas, queda marcadapor dos constantes: «son dos formas de embriaguez, la sensual y la alcohólica», que dan fe de «sunatural constitución humana». Un temprano impulso viajero incita a Darío («y muy antiguo ymuy moderno, audaz, cosmopolita») a recorrer buena parte de América, imponiendo a su vidaun ritmo discontinuo y nómada.

Rafaela Contreras, Francisca Sánchez y Rosario Murillo, son las páginas centrales de supersonal «herbier de plaintes saches», que marcan un tormentoso breviario sentimental depasión, felicidad y muerte.

Reside durante un tiempo en El Salvador y en 1885 viaja a Chile, donde colabora convarios periódicos locales. De su estancia chilena son fruto varios libros entre los que destaca Azulen 1888. En Buenos Aires empieza a forjarse un nombre dentro del periodismo y la poesía apartir de 1890. Entra en contacto con la juventud literaria, Roberto J. Payró, Alberto Ghiraldoo Ricardo Jaimes Freyre con quien funda en 1894 la Revista de América, y con ellos se entrega a la «vidanocturna, en cafés y cervecerías». Colabora asiduamente en periódicos como La Nación deBuenos Aires y publica en 1896 Los raros y Prosas profanas y otros poemas.

El crucial año de 1898, enviado por La Nación, Darío está en España explorando lasrepercusiones del desastre español en Cuba («El triunfo de Calibán»; «El crepúsculo de España»).Allí conoce a Juan Valera, Salvador Rueda, José Zorrilla y a un joven maestro llamado MarcelinoMenéndez y Pelayo. Recita versos en el salón de doña Emilia Pardo Bazán y vive la bohemiamadrileña junto a Manuel Machado, Emilio Carrere, Eduardo Marquina y Alejandro Sawa, quienademás le descubre las sorpresas del viejo París y le presenta a Verlaine en el café d'Harcourt delQuartier latin.

En los años siguientes desempeña diversos cargos diplomáticos y publica en MadridCantos de vida y esperanza (1905) y El canto errante (1907). México, La Habana, París,Barcelona, son las escalas del viaje final de Darío. En Nueva York cae enfermo y se retira a unahacienda de Nicaragua.

A las 10 de la noche del 6 de febrero de 1916 murió Darío a los 49 años de edad en León,la ciudad de su infancia. Frente a su distinguido cadáver de poeta desfilaron durante cinco díasmiles de personas. Queden como epílogo de su enardecida vida estas palabras escritas veinte añosantes de su muerte:

«En verdad, vivo de poesía. Mi ilusión tiene una magnificencia salomónica. Amo lahermosura, el poder, la gracia, el dinero, el lujo, los besos y la música. No soy más que unhombre de arte. No sirvo para otra cosa. Creo en Dios, me atrae el misterio; me abisman elensueño y la muerte; he leído muchos filósofos y no sé una palabra de filosofía. Tengo, sí, unepicureísmo a mi manera: gocen todo lo posible el alma y el cuerpo sobre la tierra, y hágase loposible para seguir gozando en la otra vida».



Historia de sus libros.

«En un viejo armario encontré los primeros versos que leyera. Eran un Quijote, las obrasde Moratín, Las mil y una noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, la Corina de Madame Stäel,un tomo de comedias clásicas españolas, y una novela terrorífica, de ya no recuerdo qué autor,La Caverna de Strozzi. Extraña y ardua mezcla de cosas para la cabeza de un niño». Estatemprana pasión literaria que conserva viva la memoria del poeta, sea tal vez el lejano indiciode su precoz impulso creador: «¿A qué edad escribí los primeros versos? No lo recuerdoprecisamente, pero ello fue harto temprano». Veleidades de poeta «triste y meditabundo»,aquellos primerizos epitafios rimados que sus convecinos le encargaban para loar a sus difuntoso el lírico y ligero amor juvenil «de una muchacha que se llamaba Refugio», fueran acasopresagios de una biografía literaria en la que eros y thanatos mantendrían un continuado e íntimodiálogo.

Sus primeros versos aparecen publicados en un diario local llamado El Termómetro. Sinembargo, será al periodismo al que, apenas superada la niñez, dedique sus primeros esfuerzoscreativos. Labor que principia en el periódico La Verdad, de la citada ciudad de León, dondepublica artículos y crónicas de diversa índole, continúa en otros como La época o El Mercuriode Valparaíso, y culmina en La Nación de Buenos Aires. En este último periódico publica unaserie de semblanzas sobre escritores y artistas que anunciaban «nuevas maneras de pensamientoy de belleza» que, más adelante, formaran parte de su emblemático libro Los raros (BuenosAires, 1896). Allí, tras los nombres de Whitman y Verlaine, Edgar Allan Poe, Lautréamont,Valle-Inclán, Mallarmé, Leopoldo Lugones o el cubano José Martí, forja Darío la genealogíaliteraria de su cuantiosa prole de libros. Poseído de un poderoso instinto creador («yo nuncaaprendí a hacer versos. Ello fue en mí orgánico, natural, nacido»), su frágil y refinado espíritule hizo transitar sutilmente entre las cenizas de simbolistas, parnasianos y decadentes, en pos deuna voz propia que, a decir de Mario Benedetti, se encuentra «en mitad de un largo viaje quearranca en Victor Hugo y llega, por ahora, hasta Neruda».

Azul... (1888), libro de poemas y cuentos escrito y publicado en Chile, es la primerarevelación del amplio espíritu moderno de Darío, que un año antes había ya publicado Rimas yAbrojos. Este libro representa la primera tentativa por asimilar «al idioma español las cualidadesplásticas, pictóricas y musicales del francés», experimentando con nuevas formas como el poemaen prosa. Como en el relato «Un retrato de Watteau», el Darío de esta época es fragante ycolorista y se entrevé a decir de Juan Valera, quien prologa la 2ª edición del libro, la manodelicada de los «Hugo, Lamartine, Musset, Baudelaire, Leconte de Lisle, Gautier, Bourget, SullyProudhomme, Daudet, Zola, Barbey d'Aurevilly, Catulo Mendés, Rollinat, Goncourt, Flauberty todos los demás poetas y novelistas».

Prosas profanas y otros poemas (1896) supone la consagración de la poética dariana. Apesar de la «sencillez y poca complicación» que declara Darío, poemas como «Ama tu ritmo...»o «Yo persigo una forma...» dan cuenta de la nueva estética, proclamando todas las novedadesconceptuales y formales de la poética modernista. Un renovado lenguaje fundador de nuevosuniversos creativos. Crear: como única y primera ley del verdadero creador.

«Si Azul... simboliza el principio de mi primavera, y Prosas profanas mi primavera plena,Cantos de vida y esperanza encierra las esencias y savias de mi otoño». Tras el exteriorismo desus libros anteriores, en éste de 1905, sus versos se vuelcan decididamente hacia «El reinointerior». Se acentúa el tono personal y filosófico en composiciones como «Yo soy aquel que ayerno más decía» o «Lo fatal». Se vislumbra también la conciencia de ser americano, de vivir en unaAmérica española «que tiembla de huracanes y que vive de Amor».

En El canto errante (1907), cuyo prólogo está dedicado «a los nuevos poetas de lasEspañas», reclama Darío la importancia de la labor del poeta en el mundo moderno. Este libroresume los que habían sido motores poéticos de sus libros anteriores, matizando algunos yreafirmándose en todos.

Tras Poema del otoño y otros poemas (1910) y Canto a la Argentina y otros poemas(1914) y algunas recopilaciones de crónicas políticas y apuntes de viaje, culminaprovidencialmente su producción literaria con un título que, publicado el mismo año de sudesaparición, encierra el sentido de toda su obra: Y una sed de ilusiones infinita.



Breve semblanza del modernismo hispanoamericano.

«No hay escuelas; hay poetas», había declarado el vate nicaragüense. No obstante, traslos pasos de José Martí, Julián del Casal, Manuel Gutiérrez Nájera y José Asunción Silva, esclave la figura del gran Rubén para dar fe de vida al llamado modernismo hispanoamericano,cuya «acrática estética», proclama José Enrique Rodó, es expresión del «anárquico idealismocontemporáneo». Sus límites temporales abarcan desde 1882 hasta 1932, aproximadamente.

Tildado de extravagante, obsceno, degenerado y enfermizo, este movimiento literario yartístico huye de los dogmas institucionales del dieciocho, y promulga una profunda renovaciónestética en la cual la belleza del arte («la musique avant toute chose», había proclamado Verlaine)fuera única y verdadera soberana. Su objetivo es promover el progreso intelectual de América,«volando al porvenir, dando novedad a la producción, con un decir flamante, rápido, eléctrico,nunca usado, por cuanto nunca se han tenido a la mano como ahora todos los elementos de lanaturaleza y todas las grandezas del espíritu».

El principio de universalidad, la exquisita sinestesia, la evasión, el exotismo de ambientesy lugares, y un erotismo nuevo y misterioso de princesas y de ninfas: claves temáticas de unsentimiento de libertad artística regido «por simbolismo y decadencias francesas, por cosasd'Annunzianas, por prerrafaelismos ingleses y otras novedades de entonces, sin olvidar nuestrosancestrales Hitas y Berceos, y demás castizos autores»: ídolos de porcelana, lugares comunes deanticuario, a los que el furor renovador de la vanguardia quiso más adelante retorcerviolentamente el cuello.



PRESENTACIÓN

El blog trata sobre la vida y obra del autor Rubén Dario, he escogido este autor por que es uno de los autores más importantes de la literatura hispanoamericana por lo que es interesante saber sobre este autor.

Además de la vida y obra de este Rubén Darío también daré mi opinión sobre los poemas, este blog no va a ser solo de copias y pegar, quiero k sea mas personal que se vea k esta hecho no copiado.

Rubén Darío cambio el mundo de la literatura por lo que quiero que cambie la forma ver las cosas de otras personas.